70 aniversario FAE

En 1952 Francisco Albero y Rosa Llovensa, mis abuelos, tenían un taller mecánico en Barcelona. Como la mayoría de talleres se dedicaban a reemplazar los componentes estropeados pero con el tiempo, se dieron cuenta que podían reparar las piezas que sustituían, dejarlas como nuevas y venderlas al mercado del recambio. Tenían un pequeño cubículo en la trastienda del taller donde podían ir arreglando las piezas entre cliente y cliente. La demanda fue creciendo hasta que llegó un momento en el que decidieron empezar a fabricar sus propias piezas. La sala de diseño era el salón de su casa y la fábrica la trastienda. Al poco tiempo cerraron el taller para poder dedicar todos sus esfuerzos a dar servicio al nuevo negocio. Él diseñaría, fabricaría y saldría a vender las piezas en furgoneta mientras ella llevaría los números de la empresa y recibiría a los clientes. Pero faltaba lo más importante, el nombre. De esta manera se fundó una pequeña empresa llamada FAE.

En menos dediez años se formó un equipo de gente tan involucrado como ellos en el proyecto y consiguieron empezar a exportar al resto del mundo. Para entonces ya habían cambiado dos veces de local por falta de espacio, habían duplicado la plantilla y la gama de productos había crecido, manteniendo los manocontactos y los termocontactos de ventilador como producto estrella de la marca. Pero no fue hasta 1978 que se incorporó un joven que marcaría el camino de FAE durante los siguientes 40 años. Mi padre, Francisco Marro, fue el encargado de liderar el relevo generacional que se produjo a mediados de los 80. Fue quién modernizó todos los procesos digitalizando la empresa y cambiando el bolígrafo y papel por teclados y pantallas de ordenador, fue quien decidió invertir en I+D modernizando todo el catálogo y especializarse en sensórica, previendo una mayor optimización de los motores en los vehículos.

En la década de los 90 FAE dio otro paso adelante y salió de Barcelona para seguir creciendo, mudándose a las instalaciones actuales de 10.000 metros cuadrados en L’Hospitalet. En esta nueva nave se construyó un laboratorio para hacer ensayos de vida y de calidad, adquiriendo nuevas máquinas de rayos X y microscopios electrónicos para asegurar el mejor funcionamiento de las piezas. También se construyó una sala blanca en la que se empezaría a desarrollar un nuevo sensor. Sin saberlo estábamos montando las bases de lo que a día de hoy es el producto diferencial de FAE, la Sonda Lambda.

El nuevo milenio trajo consigo una nueva planta productiva en Cervera de más de 9.000 metros cuadrados y en la que tenemos una fábrica de inyección de plásticos y talleres de soldadura, bobinado y ensamblaje. Este movimiento estratégico se hizo para integrar procesos, acortar los tiempos de producción y controlar la calidad de toda la cadena productiva.

En 2018 viajamos a la India para oficializar una Join Veunture con una de las empresas más importantes de automoción local y la creación de una fabrica que se dedica al ensamblaje de sondas lambda para moto abasteciendo un mercado de más de 20 millones de motos anualmente.

70 años después del nacimiento de FAE, los que formamos parte de la tercera generación, echamos la vista atrás para ver con orgullo como la prensa manual que había en la trastienda del taller, que el departamento de ingeniería que hoy integran 40 personas, empezó en el salón de casa, y que los interminables viajes en furgoneta por España han llegado no solo hasta la India, sino vender en más de 100 países.

Queremos agradecer a todas las personas que han trabajado para llegar hasta aquí y a todas aquellas que trabajarán para que cumplamos 70 años más.

Sólo lamento que mis abuelos no estén aquí para ver hasta donde hemos llegado, y lo que vamos a lograr

Feliç 70 aniversari Avi i Iaia.

Roc Marro Albero
Responsable de Comunicación de FAE

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